Desconexión emocional después del abuso

Cuando una persona es víctima abuso sexual, independientemente de si es hombre, mujer o el momento de la vida en que se dé el hecho, sus estrategias de conservación le van a llevar a que permanezca con una baja activación emocional. Podría decirse que luego de sufrir una experiencia traumática y principalmente cuando esta se vive con cierta frecuencia, la persona afectada vive un proceso de aislamiento emocional que no le permite conectarse profunda y sanamente con su propio ser, ni con su entorno y es ahí cuando identificamos a hombres, mujeres y niños con afectaciones profundas en su capacidad empática, el disfrute de su propio cuerpo, su autoestima y se puede desfigurar su proyecto de vida.

 

Aunque parezca algo terrible y ciertamente trae mucho dolor y sufrimiento para la persona que experimenta esta desconexión, el distanciamiento emocional es una reacción adaptativa del cuerpo y la mente humana para protegerse a sí mismo de un daño mayor, ya que si las facultades emocionales y perceptivas se conservan intactas durante experiencias dolorosas y de perdida, las consecuencias de las mismas pueden resultar más alarmantes, mientras que si nuestra mente se aísla de esos factores, hay menos impacto en el psiquismo y la emocionalidad de la persona, lo que a largo plazo resulta funcional.

Al saber que esta reacción de aislamiento emocional, es esperable y funcional a largo plazo, lo realmente significativo y recomendable no es obligar a la persona afectada a reconectarse con premura y forzar el hecho de que su sentir y actuar se normalice en la brevedad de tiempo

Se recomienda acompañar la temporada de aislamiento emocional desde la presencia y el apoyo incondicional a la víctima, de manera tal que con el tiempo pueda comprender gradualmente que el entorno que actualmente lo o la rodea ya no es amenazante y peligroso como lo que vivió anteriormente y se pueda empezar un proceso lento y progresivo de readaptación al medio donde se esperaría que su capacidad de reconexión en todas sus dimensiones vaya autorregulándose.

En algunas ocasiones este proceso no logra un feliz término con el mero acompañamiento y los recursos propios y se hace necesario buscar asesoría profesional, donde un experto acompañe los procesos de sanación y reparación del ser.