¿Qué son los abusos sexuales infantiles y cómo detectarlos?

Se considera abuso sexual cualquier actividad sexual sin consentimiento. Puede ser entre adultos, de un adulto a un menor (abuso sexual infantil) o incluso entre menores.

Por actividad sexual se incluye cualquier tipo de penetración de órganos genitales, así como la obligación por parte del abusador de tocar los órganos genitales. La actividad sexual también incluye cualquier acción que incite al menor a escuchar o presenciar contenido sexual impropio.

 

El abuso sexual es cualquier práctica o acercamiento que puede manifestarse en tocamientos, roces, besos, exposición a la pornografía y otras conductas sexuales y genitales inapropiadas. 

 

Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 23 menores son abusados diariamente en Colombia, es decir, en promedio cerca de 8 mil 500 niños y adolescentes se registran como víctimas al año.

¿Cuáles son los signos de un posible abuso sexual?

 

Los principales signos por los que se puede sospechar de que alguien ha padecido un abuso sexual son:

  • Heridas inexplicables
  • Cambios en el comportamiento abruptos
  • Embarazo
  • Ropa rota o manchada
  • Problemas de comportamiento
  • Enfermedades de transmisión sexual
  • Autolesiones
  • Depresión
  • Secreción o sangrado de la vagina
  • Sangrado rectal o genital
  • Desgarros o dilatación anales
  • Síntomas de una infección de transmisión sexual, como gonorrea, clamidias, sifilis o VIH.
  • Abuso de alcohol o drogas
  • Sugilación (hematoma producido por una fuerte succión)

Los signos o síntomas pueden variar dependiendo de la edad y la clase de abuso. Para el caso de los más pequeños (niños menores de 8 años) existen algunas características físicas y psicológicas que nunca deben pasarse por alto:

  • Revisar su cuerpo frecuentemente: identificar cualquier anormalidad en las zonas íntimas como enrojecimiento, inflamación, brotes, infecciones urinarias repetitivas y flujo.
  • Síntomas de ansiedad: pesadillas repetitivas, alteraciones del sueño, distracción o ensimismamiento, cambio en los patrones alimentarios o desgano, no poder tragar y cambios repentinos del estado de ánimo. Hay que tener en cuenta que durante las etapas del crecimiento algunos de estos cambios son normales, pero cuando son repentinos por lo general pueden considerarse un signo de alarma.
  • Interés súbito por temas sexuales: conductas autoestimulatorias, juegos de características sexuales o dibujos, preguntas de índole sexual.
  • Nuevos temores: miedo a lugares o personas que antes no se presentaban, no querer quedarse con algún adulto o cuidador.
  • Otros síntomas: Mencionar que tienen secretos o amigos especiales, que aparezca con juguetes o dinero que habitualmente no tienen ni pueden conseguir.

 

En cuanto a los adolescentes víctimas de abuso sexual, según la especialista, pueden presentar episodios de depresión: hablar de muerte o suicidio o autolesionarse, descuidar sus estudios y el aspecto personal. Sufren además desórdenes alimenticios, abuso de licor de drogas, promiscuidad y temores repentinos como a quedarse solos con alguien o en algún lugar en específico.

 

Fuentes: TopDoctors España, Universidad de Antioquia